sábado, 8 de septiembre de 2012

Abraham Lincoln: Cazador de vampiros. Película.

Ficha Técnica:
-Título original: Abraham Lincoln: Vampire Hunter.
-Año: 2012.
-Duración: 105 minutos.
-País: Estados Unidos.
-Dirección: Timur Bekmambetov.
-Guión: Seth Grahame-Smith, Simon Kinberg, según la novela de Seth Grahame-Smith.
-Música: Henry Jackman.
-Fotografía: Caleb Deschanel.
-Reparto: Benjamin Walker, Dominic Cooper, Mary Elizabeth Winstead, Rufus Sewell, Alan Tudyk, Anthony Mackie, Robin Mackie, Robin MacLeavy, Jaqueline Fleming, Jimmi Simpson.
Sinopsis: La madre de Abrahan Lincoln, es asesinada por un vampiros cuando este es pequeño. Buscando la venganza, conoce a Henry Sturgess, que le enseñará cómo matarlos. En el camino, conocerá todo un submundo dentro de la sociedad de los chupasangre, que planean convertir América, en un gran almacén. Lincoln guardará su hacha, para acabar con ello a través de la palabra.

Protagonistas:


Crítica:

            Uno es incapaz de sentirse estafada al pagar por ver esta película, porque sabe con lo que se va a encontrar: una historia disparatada, muchos efectos especiales, vampiros, mucha sangre, una sala muy oscura, palomitas de maiz y alguien que murmura un "se pasaron" en algún momento del metraje.
Por eso, no entiendo por qué muchos se empeñan en criticarla como si sintiesen que el director se tomase muy en serio la historia. Timur Bekmambetov, no es precisamente un director que se caracterice por hacer de sus historias algo creible; creo que ni se esfuerza por intentarlo. Sólo hay que recordar los efectos distaratados que se podían conseguir con una pistola en Wanted (2008) o la locura sin posible descripción lógica, que suponen Guardianes de la Noche (2004) y Guardianes del Día (2006).
Sus películas se caracterizan por una orgia visual, desparrame de efectos especiales, historias absurdas, protagonistas que se toman en serio una misión sin sentido, mucha violencia y la excesiva cámara lenta, que muchas veces aburre.
Y todas ella se dan en esta película, que lleva además, el sello de Tim Burton, que sin  echarnos las manos a la cabeza, le va como anillo al dedo.
          La editorial Quirk Books, ha promovido con bastante éxito, este tipo de historias, en las que se mezclan hechos y personajes reales, con los monstruos de toda la vida. Sin ir más lejos, el autor de Abrahan Lincoln:Cazador de vampiros, Seth Grahame-Smith, que además firma como co-guionista, ya había conseguido éxito con su: Orgullo y prejucio y zombie (2009), que fue la encargada de arrancar con este tipo de historias. Ejemplo de otros que se han lanzado son: Sentido y sensibilidad y monstruos marinos (2009) y Android Karenina (2010), de Ben H. Winters.
Pero que nadie piense que de repente Quirk Books y Seth Grahame-Smith son de lo más originales. En 1960, el español Juan Perucho, en su libro Las Historias Naturales, describe como un intento de vampirismo por parte de un vampiro llamado Onofre de Dip, fue el responsable de que el general Cabrera, en la Primer Guerra Carlista, no pudiese culminar su ofensiva de entrar en Cataluña. Algo que como podemos ver, convierte las historias venideras, en simples copias.
           Lo que sí se le puede atribuir tanto al libro como a la película que nos trae a este reportaje, es una historia original. Nos da una explicación a la inspiración (muy fantástica, esos sí) que llevó a Abrahan Lincoln a luchar contra la esclavitud y defender un pueblo, que sin saberlo, estaba siendo conquistado por los vampiros.
Son realmente sorprendentes y al mismo tiempo terroríficas (no porque nos de miedo), algunas escenas, en los que atiborra al espectador de tantos efectos especiales, que nos perdemos en las escenas. La sencuencia de los caballos es demasiado catastrófica y la cámara lenta, no ayuda mucho a su entendimiento. Otra es la del puente en llamas del final...¿en serio?.
Sin embargo, la forma fantástica y tremendamente ficticia con la que el presidente decimosexto de los Estados Unidos maneja el hacha, me ha gustado (aunque como amante de los vampiros, me cueste admitirlo)
           El maquillaje es otra de las pegas de la película. Todo lo que se gastaron en el del presidente para caracteriazarlo a él y al paso del tiempo, lo ahorraron para el resto, a quienes sólo les tiñeron algunas canas y un par de arrugas con pegamento.
Y aún así, la transformación de los vampiros, mostrando esos dientes prominentes y un rostro distorsionado, me pone los pelos de punta. No puedo evitar emocionarme por la imaginación que tienen muchos maquilladores para sacar de un hombre normal, al mosntruo que llevan dentro.
           Una película entretenida, que no hay que tomarse en serio, pero con la que se podrá matar un poco el tiempo (con perdón por los vampiros)
Tal vez sin querer, fui yo una de las que en el cine murmuré eso de "se pasaron".






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